Vivimos en una generación de cegatos (xD) donde el 75% de las personas usan gafas (Fuente: Miami me lo confirmó). No, pero hablando en serio. De cada 5 amigos que tengo, por lo menos 3 usan gafas (lentes, espejuelos, anteojos, y todas las formas en las que se les conozca en nuestro bello idioma.) Por lo que no es extraño ver a adolescentes y adultos jóvenes utilizando una gran variedad de estilos en sus gafas. Somos algo así como una sociedad secreta. La hermandad de la ceguera o algo parecido. Por otro lado, esto es algo mucho menos común en niños pequeños, y aún más inusual en los 90. Pues yo fui uno de esos, y hoy contaré cómo fue crecer dependiendo de un par de lentes en una época en la que ver a un niño con gafas era una rareza.
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Si bien tuve una infancia normal, supongo que debía ser extra cuidadoso por los lentes que llevaba conmigo todo el día. La verdad, no recuerdo haber dañado por completo unas gafas, siempre eran daños menores en el marco, pero nunca unos lentes rotos o algo por el estilo, eso sí. Recuerdo que para evitar caídas tenía que llevarlas con una cuerda que odiaba con el alma. Esos primeros años todo transcurrió con normalidad, con visitas periodicas a la oftalmóloga y cambios de gafas cada cierto tiempo. Realmente no hay nada relevante que contar de estos años porque obviamente no es que recuerde mucho de ellos. De todas formas puedo decir con seguridad que tener una limitación visual no impidió que disfrutara mi infancia al 100%. En el colegio la historia era un poco diferente, durante toda mi vida escolar tuve que ubicarme en las sillas de adelante para poder ver el tablero y entender lo que se explicaba en clase. Pero aun con eso, no hubo mayor problema.
Poca gente en el mundo es tan fiel a algo o alguien como lo he sido yo con mi oftalmóloga. Pues llevo 26 años confiandole mis ojos y espero poder seguir con ella muchos más. Con ella pasé por el quirófano por lo menos unas 6 veces, tras las cuales el tamaño de mis lentes se reducía cada vez más. Sin embargo, no me he decidido a realizarme la última cirugía ya que debido a mis antecedentes corro el riesgo de un desprendimiento de retina. Así que por lo pronto, me quedo con mis gafas. Incluso exploré la posibilidad de usar lentes de contacto de prescripción pero sinceramente nunca fui capaz de ponermelos.
La Doctora Maria del Pilar Echeverri. Una persona que ha sido esencial en mi vida y a quien le agradezco por todos sus años de gran trabajo. |
Realmente durante mi vida académica y profesional nunca tuve problemas por mi limitación visual. Sin embargo, eso cambió el año pasado cuando estuve a punto de iniciar un nuevo trabajo en una agencia de Call Center
Actualmente mi diagnóstico tiene un poco de todo. Miopía, hipermetropía, nistagmus... Creo que la lista sigue pero qué c yo. No soy 100tífico. El caso es que confío en los avances que tenga la ciencia y tecnología en los próximos años y finalmente pueda dejar de depender de unos lentes. Sin embargo no tengo afán, incluso creo que usaría unos falsos pues me sentiría desnudo sin ellos. Por lo pronto sigo siendo un miembro activo de la sociedad secreta de cegatos SA, de la cual revelaré algunos secretos con el fin de evitar preguntas incómodas que (al menos en mi caso) debemos estar respondiendo a cada rato.
1. Sí, nos las quitamos para dormir
2. Sí, nos las quitamos para nadar
3. No nos preguntes cuántos dedos vemos. Solo los vemos borrosos, no vemos menos ni más ni menos dedos.
4. No te ignoramos. Si saludas a alguien con gafas y no te responde el saludo, lo más probable es que no te vio.
5. En estos tiempos de paranoia colectiva a los gérmenes, es una pesadilla para nosotrsos usar tapabocas pues nos empaña las gafas. Protegidos contra los gérmenes pero no contra estrellarnos con todo
Ojalá esto haya sido de utilidad para mis queridos sujetos con visión perfecta y no tengan que hacer esas preguntas que se vuelven incómodas con el tiempo.
Y bueno. Espero que esta pequeña historia haya sido de su agrado y se hayan distraído un poco de toda esta situación. Nos vemos mañana con una nueva entrada y cuidense mucho.
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