Hace algunos meses, navegando por las profundidades de la web (En realidad estaba en YouTube) Me encontré con un video que me resultó bastante interesante pues una de mis aficiones es la producción musical. En el video en cuestión aparecía Ale Sergi, productor y vocalista del grupo argentino Miranda! explicando muy detalladamente cómo había sido la composición de su canción más reciente. Este gesto me pareció un poco inusual, por el hecho de ser un artista famoso explicando su proceso creativo, lo cual no es algo que se vea todos los días, al indagar un poco más descubrí que tiene todo tipo de tutoriales en su canal de Youtube, desde análisis de diferentes canciones hasta cómo grabar las voces de una canción. De este grupo no conocía mucho realmente, más que sus temas más sonados. Sin embargo este video me hizo adquirir un gran respeto por el trabajo realizado por ellos, y de cierta manera convirtió a Miranda! en una especie de gusto culposo para mí. Durante los últimos días he estado navegando en Spotify por su discografía y he encontrado varios temas que han sido muy de mi agrado. Razón por la cuál decidí hablar el día de hoy acerca de los gustos culposos o guilty pleasures
Se entiende como placeres culposos a aquellas cosas que te gustan mucho, pero que prefieres no reconocerlo de forma pública. Ya sea una canción, una película, una comida, o incluso un hábito. En el fondo todos tenemos algún gusto culposo, y es que basta con hacer una simple búsqueda en Spotify del término guilty pleasure y el resultado principal es una lista de reproducción con 151 canciones y más de 2 millones de seguidores, canciones como Wannabe de las Spice Girls, Barbie Girl de Acqua o Dancing Queen de ABBA son mundialmente conocidas y aceptadas como un placer culposo.
Pero esto no aplica solo para la música, el cine también tiene su cuota de cosas que la gente ve pero prefiere no admitir en público. Como por ejemplo algunos adultos que disfrutan las películas animadas de Disney y prefieren no admitirlo. (No sé por qué lo harían si Disney es lo mejor sin importar la edad, pero cada cual con sus cosas.)
La alimentación es otro espacio donde encontramos placeres culposos, más que todo debido a la presión del mundo actual para alimentarse bien y ser fit, básicamente son personas que en público se comen una ensalada y en la privacidad de sus casas le pegan fuerte a la comida rápida. Y no está mal, pero deberíamos poder ser libres de comer, ver y escuchar lo que nos venga en gana sin tener que rendirle cuentas a nadie.
Para nadie es un secreto que esta cuarentena y el exceso de aburrimiento ha hecho que todos saquemos nuestro lado más extraño, por lo que considero que es un buen momento para invitarlos a todos los que lean este humilde blog a que abracen sus placeres culposos. Canten a todo pulmón el come on Barbie, let's go party. Cómanse una hamburguesa doble y disfruten de una buena película de Disney, o lo que sea que consideren un placer culposo para ustedes. Recuerden que es un placer antes que ser culposo. Yo he sido muy vocal acerca de mi aversión por la app de TikTok, pero como lo mencionaba en otra entrada. Si tu placer culposo es ver a otras personas hacer el ridículo, pues adelante. Claro que si lo haces tú mism@, sería algo público por lo que dejaría de ser un placer culposo...Bueno me estoy enredando ya, simplemente haz lo que te haga feliz y no te fijes en la opinión de los demás, punto.
Espero que esta entrada algo corta del día de hoy haya sido de su agrado, que les sirva para reconocer un placer culposo y a no avergonzarse de ellos. Para el día de mañana tengo una entrada muy especial preparada, sobre algo que me hace mucha ilusión escribir. Nos veremos entonces Feliz madrugada.
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