El día de hoy se termina oficialmente Semana Santa, y esto sólo significa una cosa. El regreso de las clases virtuales. Odiadas por muchos, amadas por...Nadie realmente. En serio, nadie. Tanto estudiantes como profesores nos hemos tenido que adaptar a algo para lo que no estábamos preparados de ninguna manera, y es curioso. Porque pertenecemos a una generación que domina las nuevas tecnologías, que nos comunicamos a través de videollamadas, pero nos está costando un trabajo inmenso utilizarlas para algo productivo como lo es una clase. Así que hoy les contaré un poco de cómo he vivido este proceso desde mi propia experiencia así como la de conocidos que también están teniendo que padecer el mal necesario que son las clases virtuales.
Antes de comenzar debo aclarar que aún no he tenido mi primera clase virtual y que sólo he utilizado Zoom para entrevistas de trabajo que no han sido para nada fructíferas. En el colegio donde trabajo hemos venido trabajando actividades a través de blogs, pero considerando el alargue de la cuarentena se decidió empezar después de semana santa con las pruebas para implementar clases a través de Zoom. Lo cual, si bien es mucho mejor ya que se tiene un contacto más directo entre estudiante y profesor. Es algo para que no estamos preparados en ningún nivel. Prueba de esto es la cantidad de memes al respecto que han surgido en redes durante las últimas semanas en la que literalmente los estudiantes admiten no haber entendido nada de lo explicado durante este tipo de clases. Viendo la situación de forma positiva, puede ser una oportunidad, tanto como para que los maestros demostremos nuestras capacidades y disposición de ayudar a los estudiantes, como para ellos de implementar en cierta medida el aprendizaje autónomo. Es una utopía, pero se vale soñar.
Sin duda todo ocurrió de manera muy precipitada y no tuvimos el tiempo de prepararnos de la mejor manera para enfrentar una posible cuarentena. Pero es admirable que tanto maestros como estudiantes han estado poniendo de su parte y dando lo mejor de ellos para hacerle frente a esta inusual situación, y pese a los reclamos de los padres de que se deja mucha tarea cuando no se deja ni el 30 % de lo que se hace en una clase presencial. Pero es comprensible debido a la novedad de tener a sus hijos en casa 24/7 por quien sabe cuanto tiempo.
Y esto es algo que afecta en todos los niveles educativos. En las universidades el panorama no es mucho más alentador, pues si se llegan a tratar temáticas difíciles de comprender en persona. De forma virtual el reto es mucho más grande. De igual manera los universitarios hacen su mejor esfuerzo para conectarse a sus clases y hacer sus respectivos trabajos y eso es algo que debemos aplaudir.
Lo importante en esta época tan surreal que vivimos actualmente es que mantengamos la buena disposición para lograr superarla con el menor traumatismo posible. No sabemos qué nos deparará el futuro con el virus chino, pero debemos por lo pronto llegar al final de este ciclo/año/semestre. Y a partir de ahí prepararnos mucho más por si debemos continuar con este tipo de metodología, o si se llega a repetir esta clase de situación en un futuro esperemos, muy, muy lejano.
Por ahora no resta más que desearles un feliz regreso a sus clases virtuales, sean profesores o estudiantes. Vamos a salir de esto, por ahora sigan dando lo mejor de ustedes para hacerle frente a toda esta indeseable situación. Nos veremos mañana con una nueva entrada.
Por ahora no resta más que desearles un feliz regreso a sus clases virtuales, sean profesores o estudiantes. Vamos a salir de esto, por ahora sigan dando lo mejor de ustedes para hacerle frente a toda esta indeseable situación. Nos veremos mañana con una nueva entrada.
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